Exposición: Javier Tercero
Del 11 al 31 de marzo de 2019
Facultad de Humanidades
Universidad de Castilla-La Mancha
Edificio Benjamín Palencia
ALBACETE
Fue durante una tarde de hace ya dieciséis años cuando Javier Tercero se encontró, quizá de bruces, con la encrucijada que iniciaría este tránsito amable de creación entreverada de sentimiento, y de voluntad, y de indagación en el mundo mestizo, versátil de las artes plásticas. Y allá por 2003, este pintor de raigambre manchega, decidió la senda a seguir tras la encrucijada, el camino que le conduciría a su primera exposición individual, Universo Interior. Luego, utilizando esa cualidad tal vez innata por sorprendernos, inauguraría una serie de muestras en la que compendiaría su persistente afán por experimentar con formatos, técnicas, texturas y soportes, calibrando así la necesidad de comunicarse con el espectador mediante un mensaje no siempre diáfano, sino provisto de esa necesaria subjetividad que busca la interpretación y el diálogo insaciable, sincero con tantas miradas ajenas. El tránsito y la mirada. La evolución de unas obras siempre deshuesadas – es quizá el objetivo ansiado - por las pupilas del espectador para descubrir ese mensaje que tal vez se resiste a permanecer oculto. Y porque no hay tránsito sin luz y no existe la estética en la oscuridad, la mirada del autor necesita de ambas, necesita mezclarlas – luz y estética - para que, al final, sea la mirada del que observa sus obras la que revele el origen de ese tránsito de emociones que se derrama y que, tal vez, llega a cuajar en lo hondo de su conciencia. Pero no siempre la mirada se acompaña, en su tránsito, de la misma luz. Puede ser luz del alba, prematura y cenicienta, o luz del mediodía, endurecida, o esa luz sesgada, ámbar del atardecer. Incluso puede que, antes de contemplar la obra de Javier Tercero, el espectador se encuentre en esa tesitura descrita por Nicolás del Hierro en unos versos magistrales “…y andábamos, estábamos perdidos / al borde casi de la misma luz”.
“…estábamos perdidos / al borde casi de la misma luz”. Y así, ese tránsito de estéticas que amalgama la obra de Javier Tercero, al tropezar con la luz e inundarse de ella, se ofrecerá a la impaciencia de la mirada. De nuestra mirada.
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